lunes, 10 de agosto de 2009

REENCUENTRO

Nueve años es mucho tiempo. Las personas cambian, evolucionan, pero la esencia queda. Hacía nueve años que nos habíamos perdido la pista. La Universidad nos ayudó a ver el mundo de forma crítica. A veces daba la impresión de estar en una burbuja aislada, muy impermeable a la cotidianeidad. Aún así necesaria, imprescindible.

Tres estudiantes universitarias, que durante 4 años compartimos experiencias e inquietudes. Cada una tomó un rumbo y los caminos fueron distintos.

Las nuevas tecnologías han hecho posible el reencuentro. Bastó con teclear un nombre en una de esas redes sociales de moda para que se reiniciase el contacto. Qué útil es el progreso, cuando se utiliza sin perversión.

Es curioso. Se me habían olvidado otros detalles, pero recordaba los olores. Reconozco, a veces por casualidad, en la calle o en el tren, olores que me trasladan a mi etapa universitaria. Perfumes que evocan a alguno de los profesores y sus clases, las horas de descanso en los jardines frente a la Facultad o incluso el ambiente que se respiraba en época de exámenes. Recuerdos abstractos. Se concretan en un olor que tiene un efecto inmediato sobre el cerebro.

El reencuentro ha sido tranquilo, sin muchas sorpresas. Tres personas que ya se conocen. Una conversación amistosa. Dos horas y media charlando sobre cuestiones cotidianas. Como si fuera la cita de todos los sábados. Nueve años. Hay cambios, pero queda la esencia.

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