jueves, 12 de agosto de 2010

LOS MATICES DE LA MA-PATERNIDAD

Un chupa-chup después de comer, vacaiones de sol y playa, un cuento en la biblioteca, los Lunnis dicen que es hora de dormir, todos somos iguales, no te acerques a los gitanos...

Antes de ser madre, veía igual a todas las familias con hijos: padres convencionales, niños inquietos, rutinas agotadoras. Miento si digo que no hay que contar con parte de todo eso. Algo de eso hay en todas las familias, pero mi ángulo de visión se ha ampliado. Empiezo a distinguir los matices.

Los prejuicios se superan fácilmente en las personas tolerantes. Pero es más sencillo todavía, para todos, cuando te adentras en la experiencia en la que, previamente, puedes tener alguna reticencia.

Para ir al grano: tener pareja e hijos no es un estado mundialmente homogéneo, que pone fin a una etapa previa. Es una continuidad, que incluye experiencias y sobre todo emociones y sentimientos vírgenes hasta el momento. Cambia la perspectiva de la vida,... pero la esencia sigue siendo la misma.

Esto es sólo un consejo para las personas que me voy encontrando que temen la ma-paternidad porque lo ven una amenaza para su continuidad vital como personas libres. Porque en algún momento yo también me he sentido así. Ahora no lo cambio. Compensa la adaptación de algunos hábitos.

La ma-paternidad no convierte a los progenitores en otras personas. Sólo los moldea. Supone la transmisión a una personita, que no quiero convertir en un mini-yo, de los valores en los que crees, de una educación, unos gustos que "el renacuajo" adaptará a su personalidad. ¿Alguién me puede poner un ejemplo de algo más reconfortante? Es saber que lo que has estado treinta y.... tantos años aprendiendo de la vida no se queda ahí. Tienes alguien, que va a pasar por todo ello, a quien poder guiar (nunca conducirlo irremediablemente en una dirección). Es la libertad para transmitir libertad.

Qué fácil es decirlo!!. Con los años espero aprender a poner esto en práctica. Esta es mi idea de la ma-paternidad, que seguro será muy diferente de la de muchos de los ma-padres con los que me cruzo cada día. Porque ahora lo veo claro: los matices existen.

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